
Vive en una choza que se levanta sobre dos enormes patas de pollo que le sirven para desplazarse por toda Rusia. La valla de su choza esta adornada con cráneos, en cuyo interior coloca velas. Para entrar en la casa, Baba Yagá dice el conjuro “Casita Casita, da la espalda al bosque y voltea hacia mí”. El interior de la choza siempre está llena de carne y de vino. También es resguardada por los sirvientes invisibles de Baba Yagá, los cuales aparecen como manos espectrales. Baba también tiene a su servicio a los caballeros blanco, rojo y negro, los cuales controlan el día, el atardecer y la noche.
Se cuenta que envejece un año cada vez que le hacen una pregunta y que para rejuvenecer bebe un té hecho de las extrañas rosas azules, por lo cual recompensa enormemente a las personas que le traen alguna de estas rosas.
Fuente: Leyendas Rusas
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