El antropólogo Gonzalo Aguirre Beltrán, en su libro
Medicina y magia (1992: 97 ss.; cf. López Austin, 1980: 395 ss.), busca el significado etimológico de la palabra Naualpilli (de naua ‘sabiduría,
ciencia, magia’ y pilli ‘jefe, principal, grande, o sea, mago en jefe,
principal hechicero o Gran Nahual’).
En el Códice Florentino se enumeran las características del nahualli:
El nahualli es sabio, consejero,
depositario
[de conocimientos], sobrehumano,
respetado, reverenciado,
no puede ser burlado, no se le puede
hacer daño,
no hay levantamiento frente a él.
El buen nahualli es depositario de algo,
hay algo en su intimidad.
Es conservador de las cosas, observador.
Observa, conserva, auxilia.
A nadie perjudica.
El nahualli malvado es poseedor de
hechizos, embrujador de la gente.
Hace hechizos, hace girar el corazón de
la gente,
hace dar vueltas el rostro de la gente,
invoca cosas [maléficas] en contra de la gente,
obra contra la gente como tlacatecólotl,
se burla de la gente, turba a la gente.
(apud Aramoni Calderón, 1992: 367.)
El antropólogo Francisco Rivas Castro explica que el Nahual esta presente en la tradición mexicana desde hace mas de 3,000 años; su figura, afirma, era para las culturas prehispánicas uno de los elementos de mayor relevancia espiritual. "A diferencia de los nahuales que hoy conocemos, en el pasado era un espíritu compañero, un guardián que todas y cada una de las personas poseía junto con la 'tona' -'el calor que da vida', algo parecido al alma en la cultura cristiana-", menciona este investigador interesado en rescatar y dignificar la imagen de los nahuales.
De esta manera ambos, ´tona´y ´nahual´, conviven en cada hombre, mujer y niño sin excepción, bajo la forma de un animal, que puede ser desde un pequeño ratón hasta un enorme cocodrilo, o algún fenómeno o elemento natural, como la lluvia, frío, el granizo, fuertes vientos e incluso los astros. Él era el encargado de cuidar y guiar a las personas a lo largo de su vida, por lo que entre hombres y nahuales existía u profundo vinculo que se rompía solo con la muerte.
Fue el historiador mexicano Alfredo López Austin (nacido en 1936) quien recuperaría esta faceta del nahual como 'ente protector' y no como espectro diabólico.
Su connotación prehispánica es en general positiva, pero también se sabe de nahuales oscuros que causabn daño y hacían tomar decisiones equivocadas a sus compañeros humanos, así como de otros con la capacidad de transformarse en sus nahuales a voluntad. Según Fray Toribio de Benavente, quienes poseían el 'don' de la transmutación eran encargados de resguardar el conocimiento y protectores de la comunidad, por lo que ocupaban un lugar privilegiado. Estas personas por lo general eran hechiceros y sacerdotes, pero a diferencia de lo que ahora se cree, su función no era la de asustar o robar, sino proteger los especios sagrados y ser un vinculo con el mundo natural. "En la epoca antigua el nahual era 'ojo' y 'garra'. Ojo porque vigilaba que todo estuviera en orden, garra porque tenia el poder de castigar a aquellos que trasgedían las reglas", dice un texto de fray Juan de Torquemada (1557-1624), "eran ellos quienes impartían la justicia". Los nahuales tenían otras habilidades como manejar la lluvia o el granizo, según lo requieran las cosechas (temperos), eran curanderos y dominaban el arte de la adivinación. Cada nahual tenía características diversas que compartía con su respectivo humano.
Con la llegada de los españoles la imagen de estos espiritus es cambiada radicalmente debido a la supresión de idolatrías ejercida por el cristianismo. De la unión de creencias indigenas y europeas surge la representación actual de los nahuales.
Fuente: Mitos y Leyendas, Muy Interesante, 2015; El camino del tonal y del nahual. Rumbo a una nueva proyección de la brujería, Alejandro Martínez de la Rosa, Maestría en estudios Latinoamericanos, UNAM.
http://www.gazeta-antropologia.es/wp-content/uploads/G22_04IdiM_Flores_Duran.pdf
http://apoyoalnahuatl.blogspot.mx/2011_04_01_archive.html
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